Una de las formas de los prestamistas para burlar la ley es aparecer como particulares y no profesionales. Si no estamos ante un contrato entre profesional y consumidor, sino ante un contrato entre dos particulares, no resulta de aplicación la normativa de consumo que prohibe las cláusulas abusivas.
El prestamista Francisco Gómez Montoya, que instó la ejecución hipotecaria contra Carmen, la mujer de 85 años que fue desahuciada de su vivienda en Vallecas, aparentemente es un empleado ferroviario que no se dedica profesionalmente a la actividad del préstamo.
Pues bien, en la práctica podemos asegurar que sí estamos ante un profesional encubierto. No hay más que acudir al Registro de la Propiedad para darse cuenta de ello.
En la actualidad, Gómez Montoya tiene al menos cuatro propiedades vigentes: su propia vivienda familiar en Fuenlabrada, la vivienda y la plaza de garaje que le quitó a Carmen, y un local comercial que embargó a otra familia en Los Molinos.
Pero si consultamos las titularidades no vigentes (hipotecas ya canceladas, adjudicaciones ya vendidas a terceros, etc), resulta que en los últimos años Gómez Montoya ha tenido, con seguridad, derechos inscritos sobre otros 13 inmuebles más: uno en Calpe (Alicante), cuatro en Los Molinos (Madrid), siete en Madrid capital y otro más en Fuensalida (Toledo).
Además de esto, aparecen otras propiedades que no sabemos con seguridad si son suyas o de otra/s persona/s con su mismo nombre y apellidos (antiguamente no se inscribía el NIF y de ahí la falta de certeza). Si fueran suyas, tendría otras dos titularidades actualmente en Quintana de la Serena (Badajoz) y Alguazas (Murcia), además de haber tenido en el pasado derechos inscritos sobre 7 inmuebles más: uno en El Ejido (Almería), 5 en Málaga capital y otro en Alguazas (Murcia).
En total, entre propiedades y derechos reales (posiblemente hipotecas) inscritos a su favor, ha tenido en distintos momentos anotaciones sobre al menos 17 propiedades pero que, si las otras son también suyas, llegarían a un total de 26 inmuebles distintos.
Seguimos comprobando día tras día que la actual normativa sobre préstamos de capital privado no se cumple y que los controles son inexistentes. Al amparo de ello, muchos especuladores están haciendo su agosto y provocando dramas familiares.
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