Por F. Mantecón
Publicado en El Periódico de Aragón, 22.04.13
- Un aragonés funda una asociación de afectados por estafas hipotecarias a cargo de prestamistas que, con presuntas malas artes, lograron inmuebles a precios irrisorios
Ocultos en las estadísticas de desahucios y ejecuciones hipotecarias se esconden, en un porcentaje difícil de cuantificar, las víctimas de diversas presuntas tramas de estafas a cargo de financieras y prestamistas que, aprovechándose de los apuros económicos de los que recurren a ellos, acaban quedándose con su casa. Rafael Pozo, un andorrano de 52 años, fue víctima de uno de estos supuestos engaños, y buceando en internet descubrió que no estaba solo. Por ello fundó, hace cuatro años, la Asociación de Estafados Víctimas de las Financieras (ADEVIF), que cuenta con unos 60 inscritos por toda España.
Probar cada caso es complicado, y ni el método ni los responsables son siempre los mismos, pero ellos siguen luchando para que se reconozcan sus casos como estafas y los jueces tomen cartas en el asunto. Recaban apoyos a través de la web www.estafadoseindignados.es.
COINCIDENCIAS
La asociación cuenta con el asesoramiento del abogado madrileño Fernando Díaz Sanz, que trata de asesorar a todas las víctimas. "Hay una clara coincidencia de testimonios, las historias son similares. Aunque el método de estafa parezca burdo, las realizadas de forma muy hábil, porque rara vez quedan pruebas. Pero han cometido algún error, se les ha escapado algún documento", explica.
El modus operandi común es llevar a las víctimas a contactar con financieras y prestamistas que, en presunta connivencia con notarios o abogados, firman contratos de préstamo que, por una u otra razón --dilación en los plazos, falsificaciones...-- las víctimas no pueden satisfacer. Y acaban perdiendo las casas que han puesto como garantía.
Según explica Díaz, los casos que han estudiado en Aragón son deslabazados, rara vez coinciden los responsables o el método. "En España hay muchos casos atribuidos al empresario Antonio Arroyo Arroyo, pero cuando es un problema individual es muy difícil probarlo, y para reabrir el proceso judicial hay que aportar algo nuevo", lamenta.
En Zaragoza, el letrado Carlos Javier Galán comienza a asumir algunos de estos procesos. "Es un tema sangrante, pero difícil de demostrar", explica.
RAFAEL POZO: "CON LO QUE ME EMBARGAN NO ME LLEGA NI PARA LOS INTERESES"
Rafael Pozo, minero prejubilado de Andorra, impulsó la asociación ADEVIF. A sus 52 años, se encuentra con la nómina embargada. Son 800 euros retirados al mes -si los ingresara- que no llegan ni para pagar los 15.000 euros de intereses de demora anuales que tiene fijados con un prestamista, por un crédito de 60.000 euros que asegura que no firmó. Para llegar a esta situación pasó por un calvario notarial con dos créditos suscritos y una denuncia archivada por dos veces.
Según relata, su caso comenzó en el 2006, cuando por un negocio fallido de karts se encontró en quiebra, y con una serie de créditos, algunos personales, entre ellos uno de 9.000 euros.
Al no poder afrontar las cuotas, intentó negociar una reunificación de créditos con dos entidades bancarias, pero al estar en la lista de morosos no lo aceptaron. Sin embargo, en una de ellas le sugirieron acudir al capital privado y logró un crédito de 15.000 euros, 9.000 para pagar la deuda --y salir de la lista de morosos-- y 6.000 para pagar trámites y adscribirse a la Unidad de Créditos Hipotecarios de un banco, con su casa de garantía.
Pero la firma de esta última transacción en la notaría se fue dilatando, -"no entendíamos por qué, siempre faltaban papeles"- hasta que se aproximó la fecha del pago al prestamista, y éste se negó a renegociar. Le derivaron a otro para suscribir un crédito de 30.000 euros con el que afrontar la nueva deuda, y añadió la casa de su madre como aval. Firmó unas condiciones leoninas -6.000 euros de intereses en un año-, pero le dieron 1.400 para volver a salir de la lista de morosos.
No le dieron las escrituras hasta que amenazó con denunciar, y descubrió que el contrato reflejaba el doble de la cantidad que él firmó. Pero el juez no ha visto pruebas del presunto engaño ante notario.
CONSUELO VELILLA: "ME HAN DEJADO EN TANGA"
Consuelo Velilla, delegada de ADEVIF en Aragón, llegó al prestamista a través de un conocido, y el hombre les llevó a un notario amigo suyo, que les hizo un hueco para firmar los papeles. Pero afirma que no firmó lo que leyó. Sin saberlo, había otorgado un poder al prestamista para quedarse su casa; ella le pagaba un alquiler. Pese a pagar, la denunció por impago y la desahució, y ha tenido que mudarse a Alfajarín. "Me han dejado en tanga", ilustra.
IRENE GIMENO: "ESTOY DE OKUPA EN MI PROPIA CASA"
Irene Gimeno trabaja activamente en la asociación ADEVIF, desde que descubrió su existencia. Esta restauradora de muebles zaragozana en paro se vio, a raíz de una estafa anterior, sin posibilidad de pagar su hipoteca y embargada. Recurrió a una financiera, a la que tampoco podía pagar, y finalmente, a través de una serie de contactos llegó a una prestamista, que se hizo cargo de la deuda con un préstamo de 65.500 euros, con un devengo del 14%, que le permitía cancelar el embargo.
Recibió un cheque de 11.000 euros, que asegura que ingresó en el banco como gastos de gestión, pero no los otros 4.000 que en principio deberían haberle dado. "No me dieron el cheque en ese momento, pero me fié", lamenta. Según explica, es discapacitada psíquica y en ese momento atravesaba un episodio de depresión profunda a raíz de la posibilidad de perder la casa.
Al acercarse el vencimiento del crédito, y cancelada su deuda real de 21.000 euros, comprobó que figuraban unos 19.000 como "otros servicios" en un cheque nominativo que nadie le explica a dónde fueron a parar.
Ahora se encuentra con una deuda de 65.000 euros más intereses, además de las tasas judiciales de la denuncia que ha presentado. "Estoy de okupa en mi propia casa, esperando que no me echen", explica. Espera que "la lucha con el abogado sirva al menos para llegar a un acuerdo con esta gente".
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